En los primeros años de vida, algunos niños no logran mantener un ritmo adecuado de crecimiento en peso y talla. A esta situación se la ha denominado tradicionalmente fallo de medro, aunque no existe un consenso único sobre su definición. Más que un diagnóstico puntual, se entiende como un síndrome evolutivo, que puede conducir a desnutrición y afectar el desarrollo psicomotor, social y emocional si no se detecta a tiempo.
En la literatura actual, el término inglés failure to thrive ha sido reemplazado por growth faltering, una expresión más descriptiva y menos estigmatizante, que podríamos traducir simplemente como “el niño que no gana bien”. En esencia, refleja un crecimiento insuficiente que puede tener causas médicas o bien sociales y económicas, cuando el problema no se asocia a una enfermedad orgánica.
La frecuencia exacta de esta situación es difícil de precisar, en la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS, versión “2” de 2018), para menores de 5 años se reportó:
– Bajo peso (peso-edad): 1,7%.
– Emaciación (o delgadez aguda, peso para talla bajo): 1,6%.
– Baja talla (retraso en crecimiento, talla para edad baja): alrededor de 7,9%.
La afectación más frecuente es la baja talla / retraso en crecimiento (desnutrición crónica), con prevalencias del orden de 7 % a 9 % en ese grupo etario.
La desnutrición infantil (o bajo peso) tiene múltiples causas interrelacionadas. Algunas de las más relevantes en Argentina (y aplicables a muchos países) son la pobreza y condiciones socioeconómicas desfavorables que disminuyen el alcanza a los alimentos; la alimentación inadecuada (falta de lactancia exclusiva antes de los 6 meses, introducción de que no son nutritivos o suficientes, el déficit de los macro o micro elementos que afectan el crecimiento como vitaminas, hierro, y zinc); las enfermedades infecciosas recurrentes y enfermedades crónicas (digestivas, respiratorias, parasitosis, asma, metabólicas); factores maternos y perinatales (problemas del embarazo o el parto).
El diagnóstico diferencial de enfermedades que pueden dar fallo de medro en forma secundaria es incontable teniendo en cuenta el universo de malformaciones, trastornos metabólicos, genéticos, infecciosos, inflamatorios, renales, digestivos, cardiorespiratorios, neurológicos,inflamatorios, alérgicos, hormonales, oncológicos, etc; y de las variantes familiares que pueden simular fallo de medro como la baja talla familiar, pacientes prematuros o con retardo del crecimiento intrauterino que pueden presentar un crecimiento normal acorde a su situación, y el catch down de niños que nacieron grandes para la edad gestacional (como diabetes gestacional) y luego se armonizan.
Por todo esto, a la hora de considerar la situación se tendrán en cuenta los antecedentes del bebé, parentales y gestacionales; la encuesta alimentaria; el examen físico y el seguimiento de las curvas de crecimiento de las variables antropométricas.
Clásicamente se han considerado como criterio diagnóstico del bajo peso a:
-Peso <PC3
-Peso <80% del peso ideal para la talla.
-Disminución de 2 líneas de percentilos de peso y/o talla.
La corrección de los parámetros de crecimiento de los niños prematuros debe hacerce con las curvas de percentilos adecuadas, hasta los dos años de edad para los niños nacidos antes de las 32 semanas; y hasta los 12 meses para los chicos nacidos entre las 32 y 36 semanas de gestación.
A manera de generalizar algunos TIPS que podrían ser de orientación (pero nó una regla estricta), el análisis antropométrico podría orientar el origen.
– La afección de peso, talla y perímetro cefálico puede deberse a patología intraútero o congénita.
– La alteración de talla, peso y perímetro cefálico proporcionales podría orientar a algunas causas endocrinológicas.
– La afectación del peso, con talla y tamaño craneal normal puede sugerir ingesta inadecuada y/o patología digestiva.
– El nacimiento con valores antropométricos normales, con desaceleración antes de los dos años de edad, armónica y simultánea del peso y talla pueden indicar estatura genética baja, maduración lenta y confundirse con un retardo del crecimiento.
El diagnóstico de desnutrición no depende sólo del peso, sino de una evaluación integral que combina indicadores numéricos y observación clínica. Entre las herramientas más usadas se encuentra el índice nutricional de Waterlow, que compara el peso y la talla del niño con los valores esperados para su edad y sexo. Este método permite distinguir si la desnutrición es aguda (pérdida reciente de peso) o crónica (retraso del crecimiento).
Para evaluar desnutrición aguda:
% peso para talla P50 = peso actual (kg) x 100 / peso para la talla en P50 (kg).
– Estadio 0 (normal): >90 %.
– Estadio I (malnutrición leve): 80-90 %.
– Estadio II (malnutrición moderada): 70-80 %.
– Estadio III (malnutrición grave): <70 %.
Para evaluar desnutrición crónica:
% talla para la edad = talla actual (cm) x 100 / talla P50 para la edad (cm).
– Estadio 0 (normal): >95 %.
– Estadio I (malnutrición leve): 90-95 %.
– Estadio II (malnutrición moderada): 85-90 %.
– Estadio III (malnutrición grave): <85 %.
Según el grado de desviación, puede clasificarse en leve, moderada o grave, tanto al analizar el peso-talla como la talla-edad. Complementariamente, se utilizan los Z-scores del índice peso/talla, las mediciones de pliegues cutáneos y perímetros corporales, que aportan una idea de la composición corporal. Se considerará desnutrición leve si el Z-score de este índice es de -1 a -1,9 DE, moderada si es de -2 a -2,9 DE y grave si es <-3 DE.
El examen físico sigue siendo esencial: la piel seca, el cabello quebradizo, la pérdida de masa muscular o los signos de déficit de micronutrientes (como la xeroftalmia o el bocio) orientan sobre la magnitud y las causas de la malnutrición.
La solicitud de estudios y el abordaje terapéutico para cada situación escapan a los límites de esta nota. Los pacientes en situación nutricional desfavorable leve se podrán atender en atención primaria de acuerdo a las causas y con la suplementación nutricional adecuada; y los casos más severos se derivarán al pediatra, especialista o considerar internación si correspondiese.
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