La relación entre la amigdalectomía y el asma es controvertida.

El asma sigue siendo una enfermedad muy prevalente en poblaciones infantiles, pero existen importantísimos desacuerdos en su denominación. En muchos paises no se reconoce al asma como entidad crónica hasta que los niños cumplen 6 años de edad y se adopta el término “niño sibilante” para incluir a todos aquellos que tienen episodios de broncoespasmo a repetición y que mejoran con broncodilatadores o corticoides inhalatorios. Se cree que hasta 90% de los niños sibilantes/asmáticos dejarán de serlo espontáneamente luego de los 6 años de edad. Su prevalencia disminuye muchísimo con el crecimiento y el desarrollo, por motivos aún no aclarados.

El número de amigdalectomías se ha reducido mucho en las últimas décadas. Antes de 1960 se operaba cualquier faringitis aguda que apareciera, hoy la cirugía se indica (de forma absoluta) solo ante el síndrome de apneas del sueño, y (en forma relativa) en casos de faringitis a repetición.
Recientemente se publicó un estudio de cohortes que buscó demostrar que las amigdalectomías mejoran los status asmáticos. Incluyó 80 niños de Nueva York, de entre 4 y 11 años, con asma y trastornos del sueño, candidatos a amigdalectmía, y 62 niños asmáticos sin trastornos del sueño, que por lo tanto, no se operarían. Todas las familias habían llenado el cuestionario Childhood Asthma Control Test o c-ACT que evalúa el control asmático, antes y 6 meses después de la intrevención o participación en el estudio. Los niños operados tuvieron una recuperación muy superior de su status asmático, en comparación con los no operados, y de forma estadisticamente significativa.

Sin embargo, el estudio no evaluó variables duras (exacerbaciones asmáticas, visitas a guardias, internaciones, muertes, etc.), quizás porque la cantidad de pacientes enrolados fue muy chica, y entre ellos, los asmáticos severos deben haber sido menos aún.
El año pasado comentamos sobre un artículo dinamarqués (https://www.old.fundacionmf.org.ar/visor-producto.php?cod_producto=5264) que siguió una cohorte de más de 1.000.000 de niños durante 10 a 30 años, de los cuales 50.000 habían recibido amigdalectomías o adenoidectomías por diferentes motivos y se vio que los operados tuvieron tasas más altas de enfermedades respiratorias y alérgicas (asma, eccema, infecciones respiratorias altas y bajas), con respecto a aquellos que no habían sido operados.
Por ahora parece que las amigdalectomías quedarán relegadas solo para los niños que tienen apneas del sueño.

 

Bibliografía:

Goldstein NA, Thomas MS, Yu Y,et al. The impact of adenotonsillectomy on pediatric asthma. Pediatric Pulmonology. 2019;54:20–26. doi: 10.1002/ppul.24207

 

Byars SG, Stearns SC, Boomsma JJ. Association of Long-Term Risk of Respiratory, Allergic, and Infectious Diseases With Removal of Adenoids and Tonsils in Childhood. JAMA Otolaryngol Head Neck Surg 2018; 144:594.

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