Se acaba de publicar un interesante trabajo en el NEJM que reproducimos aquí.
Actualmente se desconoce la duración adecuada del tratamiento con beta bloqueantes después de un IAM.
La mayoría de los médicos lo asume “para toda la vida”.
El tratamiento con beta bloqueantes no es sólo un estándar de atención para los pacientes después de un IAM, sino también un indicador de calidad de la prevención secundaria, con una tasa de prescripción que ha alcanzado más del 90% en la mayoría de los registros occidentales.
El beneficio del tratamiento con beta bloqueantes en pacientes con infarto de miocardio se deriva de ensayos realizados antes de la era moderna de la reperfusión miocárdica y la farmacoterapia.
La reperfusión coronaria temprana ha llevado a una fuerte disminución en los riesgos de insuficiencia cardíaca y muerte después de un infarto de miocardio y ha generado dudas sobre los beneficios adicionales del tratamiento con beta bloqueantes de por vida en pacientes con una fracción de eyección del ventrículo izquierdo conservada y ningún otro tratamiento.
Hay indicios basados en grandes registros estadounidenses contemporáneos sobre poco o ningún beneficio a largo plazo del tratamiento con beta bloqueantes en estos pacientes, aunque los datos han sido inconsistentes.
Se necesitan más datos sobre la seguridad y eficacia de la interrupción del tratamiento con beta bloqueantes a largo plazo para reducir los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida en pacientes con antecedentes de infarto de miocardio no complicado.
Métodos
En un ensayo multicéntrico, abierto, aleatorizado y de no inferioridad realizado en 49 centros de Francia.
Se asignaron aleatoriamente a pacientes con antecedentes de infarto agudo de miocardio, en una proporción de 1:1, ya sea para interrumpir o continuar el tratamiento con beta bloqueantes.
Todos los pacientes tenían una fracción de eyección del ventrículo izquierdo de al menos el 40% mientras recibían tratamiento con beta bloqueantes a largo plazo y no tenían antecedentes de ningún evento cardiovascular en los 6 meses anteriores.
El criterio de valoración principal fue una combinación de muerte, infarto de miocardio no mortal, accidente cerebrovascular no mortal u hospitalización por motivos cardiovasculares en el seguimiento más largo (mínimo, 1 año), según un análisis de no inferioridad (definido como una diferencia entre grupos de <3 puntos porcentuales para el límite superior del intervalo de confianza bilateral del 95%).
El principal criterio de valoración secundario fue el cambio en la calidad de vida medida por el cuestionario Europeo de Calidad de Vida – 5 Dimensiones.
Resultados:
Un total de 3.698 pacientes fueron aleatorizados:
Grupo interrupción 1.846 personas y
Grupo continuación 1.852 personas.
La mediana de tiempo entre el último infarto de miocardio y la aleatorización fue de 2,9 años (rango intercuartil, 1,2 a 6,4) y la mediana de seguimiento fue de 3,0 años (rango intercuartil, 2,0 a 4,0).
Se produjo un evento de resultado primario en
Grupo interrupción 432 de 1812 pacientes (23,8%) y
Grupo continuación 384 de 1821 pacientes (21,1%)
Diferencia de riesgo, 2,8 puntos porcentuales; intervalo de confianza [IC] 95%, < 0,1 a 5,5), para un índice de riesgo de 1,16 (IC del 95 %, 1,01 a 1,33; P = 0,44 para no inferioridad). La interrupción de los betabloqueantes no pareció mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Conclusiones
En pacientes con antecedentes de infarto de miocardio, no se encontró que la interrupción del tratamiento con beta bloqueantes a largo plazo fuera no inferior a una estrategia de continuación con beta bloqueantes.
Referencia