Escrito por Karin Kopitowski
Un ensayo clínico publicado recientemente en The New England Journal of Medicine (Bi Y, Li M, Liu Y, et al. Intensive Blood-Pressure Control in Patients with Type 2 Diabetes. N Engl J Med. Published online November 16, 2024. doi:10.1056/NEJMoa2412006) aborda una de las grandes preguntas en el manejo de la diabetes tipo 2: ¿cuál debería ser el objetivo de presión arterial sistólica?
Este estudio realizado en más de 12,800 pacientes en China comparó dos estrategias:
- Tratamiento intensivo: presión sistólica objetivo <120 mm Hg
- Tratamiento estándar: presión sistólica objetivo <140 mm Hg
¿Qué encontraron?
Después de un seguimiento de 4.2 años:
- El grupo intensivo tuvo una incidencia de 1.65 eventos por 100 personas-años, en comparación con 2.09 eventos por 100 personas-años en el grupo estándar.
- Esto representa una reducción del riesgo relativo del 21% (HR: 0.79; IC 95%: 0.69-0.90; P<0.001) y una diferencia absoluta de riesgo de 0.44%.
- El número necesario para tratar (NNT) es de 227 pacientes-año para prevenir un evento cardiovascular mayor.
¿Qué significa esto para nuestra práctica?
Para pacientes con diabetes tipo 2 y alto riesgo cardiovascular, apuntar a una presión sistólica <120 mm Hg podría ser una estrategia efectiva para reducir eventos como infarto, ACV y hospitalización por insuficiencia cardíaca. Sin embargo, es importante considerar los riesgos de hipotensión sintomática e hipokalemia, más frecuentes en el grupo intensivo.
Un punto para reflexionar
Cuando nos enfrentamos a un artículo como este es importante preguntarnos:
- ¿Qué componentes impulsan el resultado combinado?
No todos los eventos del resultado primario tienen el mismo peso clínico. En este caso, los eventos que contribuyeron significativamente al beneficio observado fueron aquellos de alto impacto clínico, como infarto, accidente cerebrovascular y muerte cardiovascular, lo que refuerza la relevancia de los hallazgos. - ¿Qué implica esto en la práctica diaria?
Aunque los resultados son promisorios, llevar a la meta de <120 mm Hg a nuestros pacientes generalmente requiere un medicamento adicional. Esto nos lleva a reflexionar: si el paciente ya está en tratamiento con múltiples fármacos, ¿es factible sumar un inhibidor del cotransportador sodio-glucosa (demostrado eficaz para reducir mortalidad cardiovascular) y además un antihipertensivo adicional para alcanzar este objetivo? ¿Qué dirán los pacientes sobre la carga de tratamiento y los posibles efectos adversos y los costos?
Un punto para tomar en cuenta
La evidencia de alta calidad no siempre se traduce automáticamente en una recomendación fuerte. Para que una recomendación sea sólida, deben cumplirse varios requisitos, como la aceptación por parte de los pacientes, factibilidad en la práctica, impacto económico y equidad. Sin estos elementos, incluso los hallazgos más robustos deben implementarse con cautela y considerando el contexto individual.