¿Sirve la estimulación cognitiva en personas con demencia?

La demencia es una preocupación creciente para los pacientes, las familias y los servicios de salud de todo el mundo, lo que acentúa la necesidad de encontrar formas de aliviar su impacto.

En enero 2023 se actualizó una revisión Cochrane de estimulación cognitiva para mejorar el funcionamiento cognitivo en personas con demencia.

¿Cuáles son los últimos hallazgos?

Durante más de 60 años, profesionales e investigadores han estado buscando respuestas a la pregunta:

¿Cuáles son los efectos de involucrar a las personas con demencia en actividades diseñadas para proporcionar estimulación mental y social?

A lo largo del tiempo, el número de personas afectadas por la demencia ha crecido considerablemente, al igual que la concientización sobre sus efectos, tanto en las personas con demencia como en quienes las apoyan, por lo que se necesitan más que nunca enfoques eficaces para la atención de la demencia.

En 2012, se publicó una revisión Cochrane sobre lo que se describió como “Estimulación cognitiva” para personas con demencia.

Este enfoque implica una amplia variedad de actividades destinadas a estimular el pensamiento y la memoria en general, que incluyen la conversación sobre eventos pasados y presentes, así como acerca de temas de interés, los juegos de palabras, rompecabezas, música y actividades prácticas creativas en un contexto social con énfasis en la diversión y el disfrute.

Aunque suele ser impartida por personal formado que trabaja con un pequeño grupo de personas con demencia durante unos 45 minutos dos veces por semana, también se puede proporcionar de forma individual y, con formación y apoyo, por familiares cuidadores.

Una década después, con el considerable incremento internacional de la investigación sobre la atención de la demencia, se quería examinar si la conclusión de la revisión anterior de que la estimulación cognitiva conduce a mejoras en la cognición, la calidad de vida y la interacción social en las personas con demencia, seguía siendo válida.

También se quería identificar cualquier aspecto de los programas de estimulación cognitiva asociado con mejores resultados.

Se encontraron 37 estudios, de 17 países y cinco continentes, con dos tercios de ellos publicados desde 2012.

Los estudios incluyeron alrededor de 2800 participantes con demencia leve o moderada con una edad promedio de 79 años.

Como en la revisión anterior, se encontró un pequeño efecto beneficioso en la cognición al final del ciclo de sesiones, en comparación con la atención habitual o las actividades no estructuradas.

Por ejemplo, al utilizar los resultados de la prueba cognitiva utilizada con más frecuencia, el Mini Mental State Exam (MMSE), se determinó que este efecto beneficioso equivale aproximadamente a un retraso de seis meses en el deterioro cognitivo que se suele esperar en la demencia leve a moderada.

También se encontró evidencia preliminar que indica mayores efectos beneficiosos cognitivos cuando las sesiones grupales se realizaban al menos dos veces por semana (en lugar de una vez por semana) y que los efectos beneficiosos eran mayores en los estudios en los que la demencia de los participantes al inicio era de gravedad leve.

Las mejoras en otros desenlaces fueron más grandes que en la revisión original. Una vez más, los participantes mejoraron en las medidas de comunicación e interacción social y, de forma más liviana, en la calidad de vida, pero ahora también se encontraron ligeros efectos beneficiosos en las actividades cotidianas, en las calificaciones de la propia persona sobre su estado de ánimo y en las calificaciones de lo que se ha descrito como “comportamiento desafiante”.

Sin embargo, la confianza en estos hallazgos es, en la mayoría de los casos, sólo moderada.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

La confianza en la evidencia es solo moderada debido a las dudas acerca de las diferencias en los resultados entre los estudios.

No es posible estar seguros de las razones exactas de estas diferencias, pero se observó que los estudios variaron en:

• la forma en que se impartió la estimulación cognitiva (individualmente, en grupos, mediante una aplicación) y el programa de actividades incluido.

• quién impartió el programa (profesionales formados, cuidadores, cuidadores familiares).

• la frecuencia de las sesiones (de 1 a 5 por semana).

• la duración del programa (de 4 semanas a 1 o 2 años).

• el tipo de demencia diagnosticado a los participantes y la gravedad de la demencia.

• si los participantes vivían en residencias y hospitales o en sus propios domicilios.

No fue posible examinar tantas fuentes de posibles diferencias como se deseó debido al número relativamente escaso de estudios que reflejaban cada aspecto.

Los hallazgos de esta revisión son consistentes con las recomendaciones hechas a los encargados de la atención sanitaria y social en la guía NICE inglesa de 2018 para la atención de la demencia de “ofrecer terapia de estimulación cognitiva grupal a las personas con demencia leve a moderada”.

Se necesitan más estudios de investigación para ayudar a comprender los efectos de los diferentes métodos de administración (incluida la implementación digital y remota) y de los programas de componentes múltiples, por ejemplo, la combinación de estimulación cognitiva y el ejercicio físico.

También se debe estudiar más a fondo el impacto de la frecuencia de las sesiones grupales y el nivel de gravedad de la demencia de la persona, así como los efectos beneficiosos potenciales y la importancia clínica de los programas de estimulación cognitiva a más largo plazo.

Estas cuestiones pendientes son importantes porque no se refieren a si la estimulación cognitiva en general es eficaz, sino a la mejor forma de maximizar sus beneficios y cómo dirigirla de la manera más eficaz.

Referencia:

https://www.cochranelibrary.com/es/cdsr/doi/10.1002/14651858.CD005562.pub3/full#CD005562-abs-0001

 

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