Enfermedad de Ménière: manejo en atención primaria

La enfermedad de Ménière es un trastorno idiopático del oído interno que causa importantes síntomas debilitantes vestibulares y auditivos de vértigo, pérdida de audición, tinnitus y plenitud auditiva.

Los ataques de vértigo son la faceta más problemática de la enfermedad para quienes la padecen.

La certeza diagnóstica es problemática dada la ausencia de una prueba patognomónica, lo que la convierte en un diagnóstico desafiante y, a menudo, atribuido incorrectamente tanto en la atención primaria como secundaria.

La prevalencia a lo largo de la vida se ha medido en 34-190 casos por 100.000, y tiende a afectar a adultos entre la tercera y la séptima década de la vida siendo raros los casos pediátricos.

El efecto en la vida diaria de los pacientes puede ser significativo.

El 86% de los pacientes encontró que su desempeño laboral se resintió como resultado de su Ménière y el 70% tuvo que modificar su trabajo de alguna manera para adaptarse a esto.

Fisiopatología

Si bien se desconoce la fisiopatología exacta, se cree que existe una relación con la hidropesía endolinfática, donde el líquido extracelular rico en potasio presente dentro del oído interno está presente a presiones más altas de lo normal.

Esto se demostró en los exámenes post mortem de todos los pacientes de Ménière.

Sin embargo, no todos los pacientes con hidropesía endolinfática presentan signos y síntomas de la enfermedad de Ménière.

Por tanto, se ha pretendido que puede haber uno o más cofactores: autoinmunes, virales, alérgicos.

Evaluación clínica

El primer punto de contacto para los pacientes que presentan la enfermedad de Ménière suele ser la atención primaria.

Lo usual es que se presenten durante un ataque agudo o en un momento de calma.

También pueden acudir a atención primaria con un diagnóstico preexistente para ayudar con el control de los síntomas.

Como todos los pacientes que presentan mareos, es vital una historia clínica completa.

Es  importante conocer la evolución temporal y la relación de los síntomas entre sí.

Los ataques de vértigo tienden a durar entre 20 minutos y 12 horas y clásicamente van acompañados de una tríada de síntomas auditivos (pérdida de audición, tinnitus y plenitud auditiva).

Por lo general es unilateral y, aunque se informa enfermedad bilateral, los síntomas no suelen surgir en ambos oídos simultáneamente.

La pérdida auditiva es inicialmente episódica pero puede progresar a una pérdida persistente, clásicamente una pérdida neurosensorial en bajas frecuencias.

Banderas rojas

  • Nueva pérdida auditiva unilateral.

  • Signos neurológicos focales (debilidad facial, diplopía, debilidad de las extremidades).

  • Dolor de cabeza de nueva aparición.

  • Prueba de empuje de cabeza normal.

También tené en cuenta:

¿Es un ACV?

Los ataques agudos de Ménière son, por definición, transitorios y autolimitados. La indicación de tranquilidad y reposo es suficiente.

Se puede considerar la proclorperazina para el alivio sintomático a corto plazo de las náuseas, pero no se debe continuar a largo plazo en el tratamiento de problemas vestibulares debido a los efectos secundarios sistémicos y la sedación vestibular.

Criterios diagnósticos:

Existe una considerable superposición de síntomas con la migraña vestibular, siendo la migraña también una característica en el 30% de los pacientes de Ménière. Las diferencias clave en términos de diagnóstico son que el curso temporal para diagnosticar la migraña vestibular es menos estricto (períodos que duran de 5 minutos a 72 horas) y debe haber una historia que sugiera migraña.

En pacientes con migraña vestibular, los síntomas varían desde inestabilidad o una leve sensación de desorientación hasta un verdadero vértigo rotatorio con (pero a menudo sin) ningún síntoma de dolor de cabeza.

Las pruebas audiológicas pueden ser útiles para monitorear la progresión de la enfermedad y guiar la rehabilitación audiológica en personas con pérdida auditiva y tinnitus intrusivo.

Como la enfermedad de Ménière es un diagnóstico de exclusión, los pacientes generalmente son investigados con una resonancia magnética para descartar una patología del ángulo pontocerebeloso o del oído interno.

El tratamiento inicial puede iniciarse en atención primaria y se detalla a continuación, pero la mayoría de los pacientes se benefician de la derivación a los servicios de otorrinolaringología para confirmar el diagnóstico y controlar los síntomas recurrentes o refractarios.

Manejo inicial.

El tratamiento inicial consiste en modificaciones de la dieta.

Esta es una práctica establecida desde hace mucho tiempo, aunque la base de evidencia es limitada.

Se propone la restricción de sodio para ayudar a reducir la presión endolinfática y se define como <2 gr/día.

Se ha demostrado que las restricciones dietéticas al sodio son eficaces para reducir la frecuencia y la gravedad de los ataques de vértigo, y es probable que la restricción de cafeína también sea beneficiosa.

También se ha demostrado que aumentar la ingesta de agua por vía oral (35 ml/kg/día) tiene algún beneficio, particularmente en términos de vértigo y audición.

Las modificaciones dietéticas a menudo pueden ser difíciles de manejar para los pacientes por sí solos, aunque la aportación de un dietista mejora los resultados y el cumplimiento.

Debido a la superposición de síntomas clínicos entre la migraña vestibular y la enfermedad de Ménière, algunos pacientes se benefician de modificaciones adicionales en el estilo de vida, como patrones de sueño saludables y la reducción de los precipitantes de la migraña, como el chocolate amargo y el alcohol.

Betahistina

La betahistina se ha utilizado durante mucho tiempo para el síndrome de Ménière.

Se desconoce exactamente por qué ayuda el análogo de la histamina, aunque puede mejorar la circulación laberíntica.

Una revisión Cochrane sugiere que la betahistina tiene beneficios para reducir el vértigo y, en general, se tolera bien.

Diuréticos

Las tiazidas se utilizan con frecuencia como tratamiento médico de la hidropesía endolinfática, con el mismo fundamento que las modificaciones dietéticas anteriores.

Una revisión Cochrane no encontró estudios de calidad suficiente para cumplir con los criterios de inclusión.

Por lo tanto, dados los posibles efectos secundarios de alteración electrolítica y disfunción renal, no suele iniciarse en atención primaria.

Manejar

Es importante el consejo para que no maneje.

El manejo del especialista:

En otorrino, los pacientes pueden someterse a un tratamiento adicional de sus síntomas.

Esto puede incluir la inyección de corticoides o gentamicina en el oído medio.

En los casos más debilitantes, se pueden considerar opciones quirúrgicas como la cirugía del saco endolinfático o la sección selectiva del nervio vestibular.

Referencia

Artículo aparecido en:

https://bjgp.org/content/71/713/571

Loading

Deja una respuesta

Imprimir
×