La revista JAMA Psychiatry ha publicado una revisión sistemática y un metanálisis de estudios que analizan la interrupción del tratamiento con antidepresivos.
Una estimación reciente de Estados Unidos indica que el 24% de las mujeres padecen o reciben tratamiento para la depresión, en comparación con el 11% de los hombres.
Dirigidos por un equipo del Imperial College de Londres, los autores analizaron 50 estudios con 17.828 participantes (67% mujeres, edad media de 44 años) y un seguimiento que osciló entre un día y 52 semanas.
La pregunta era determinar la incidencia y la naturaleza de los síntomas de interrupción del tratamiento con antidepresivos.
Utilizaron la Escala de Signos y Síntomas Emergentes de Interrupción (DESS) como criterio principal de valoración.
Se realizaron dos comparaciones: una fue la diferencia en los síntomas entre los pacientes que suspendieron el tratamiento con un antidepresivo y los que continuaron tomándolo y la otra fue comparar los síntomas en aquellos que suspendieron el tratamiento con un antidepresivo frente a los que suspendieron el tratamiento con un placebo.
Los resultados principales sí encontraron diferencias estadísticas. Los pacientes tenían aproximadamente un 70 % más de probabilidad de presentar uno o más síntomas de los síntomas del cuestionario DESS (diferencia de medias estandarizada: 0,31; IC del 95 %: 0,23-0,39; número de estudios [k] = 11; n = 3915 participantes).
Los autores ofrecen una traducción de lo que significa clínicamente esta «diferencia de medias estandarizada»: se estima que equivale a un síntoma más en la DESS.
La interrupción de los antidepresivos se asoció con mayores probabilidades de presentar
Mareos (OR, 5,52; IC 95 %, 3,81-8,01),
Náuseas (OR, 3,16; IC 95 %, 2,01-4,96),
Vértigo (OR, 6,40; IC 95 %, 1,20-34,19) y
Nerviosismo (OR, 3,15; IC 95 %, 1,29-7,64) en comparación con la interrupción del placebo.
El hallazgo principal: la interrupción no se asoció con síntomas de depresión, a pesar de haberse medido en personas con trastorno depresivo mayor (k = 5).
Los autores concluyeron:
Esta revisión sistemática y metaanálisis indicaron que la media de síntomas de discontinuación en la semana 1 tras la interrupción de los antidepresivos se encontraba por debajo del umbral del síndrome de discontinuación clínicamente significativo.
El empeoramiento del estado de ánimo no se asoció con la discontinuación; por lo tanto, la aparición tardía de depresión tras la interrupción es indicativa de una recaída.
Comentarios
Entre sus puntos fuertes se encuentra el hecho de que las revisiones sistemáticas y los metanálisis constituyen la evidencia médica más completa.
Los estudios incluyeron pacientes con diversas afecciones, como depresión mayor (28), ansiedad (9), pánico (4) e incluso fibromialgia, entre otras.
Los autores también incluyeron 11 estudios inéditos.
Las debilidades, como señalaron los autores, fueron la corta duración del tratamiento, aunque seis estudios tuvieron períodos de tratamiento que oscilaron entre 36 semanas y 4,5 años.
También hubo un seguimiento corto de dos semanas.
Algunos estudios solo informaron síntomas estadísticamente diferentes a los del placebo, lo que podría haber inflado la incidencia aparente en los grupos de antidepresivos.
Finalmente, no se incluyeron todos los antidepresivos.
Por ejemplo, la fluoxetina, de uso común, estuvo subrepresentada. Además, no se disponía de estudios sobre los antidepresivos más recientes aprobados por la FDA (gepirona, dextrometorfano-bupropión).
Es importante hacer una salvedad crucial: si bien este metanálisis no encuentra ninguna señal promedio de daño importante por suspender los antidepresivos, esto no se puede trasladar a todos los pacientes y situaciones.
Los estudios proporcionan efectos promedio; sin duda, dentro del ámbito de los efectos promedio existen situaciones específicas que merecen una valoración más cuidadosa.
Sin embargo, me parece sorprendente que algo que induce enormes cantidades de preocupación (la abstinencia de antidepresivos) no haya sido confirmado cuando se estudió sistemáticamente.
Este análisis puede ayudar tanto a médicos como a pacientes a tener menos miedo de dejar de tomar un medicamento antidepresivo.
Referencia:
https://jamanetwork.com/journals/jamapsychiatry/article-abstract/2836262