Ejercicio de respiración

1. Tomamos conciencia de nuestro cuerpo. Sentimos los pies sobre el piso, sentimos los glúteos sobre la silla, intentamos que se arme un triángulo equilátero (el que tiene los tres lados iguales) entre el sacro y los isquiones. Así nuestra columna se acomoda sola, sin esfuerzo, con un tono en el que podemos estar relajados, pero atentos.

2. A partir de esta postura, iniciamos la respiración consciente, prestamos atención a cómo ingresa el aire por nuestras fosas nasales y cómo sale. Podemos cerrar los ojos para concentrarnos mejor en la respiración. En cada inhalación podemos imaginar que entra un aire muy puro que recorre todo nuestro cuerpo, con la idea de que vaya a las zonas de mayor tensión. Al exhalar imaginamos que ese aire sale sucio, oscuro, cargado, sacando todas las tensiones atrapadas en el cuerpo… los enojos, las desilusiones, las tristezas… A medida que inspiramos y espiramos, nos vamos relajando. A veces solo nos bastan unos minutos de pausa para poder volver a activarnos.

SI nos cuesta frenar un poco la mente y aquietar nuestros pensamientos podemos practicar las respiraciones en 4 tiempos. Acá les dejamos el ejercicio acompañado por sonido de cuencos (menos de dos minutos) para que puedan realizarlo y se envuelvan en este baño sonoro.

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