Calambres
La mayoría de las personas han tenido en algún momento de su vida un calambre, que si bien es una manifestación benigna, que no complica la salud, suele representar un malestar desagradable aunque transitorio. Sin embargo, ciertas personas experimentan calambres casi cotidianamente requiriendo mayores medidas para su alivio.
Los calambres son contracciones involuntarias de uno o más músculos que se suele presentar en las pantorrillas o en los dedos de los pies, aunque también pueden presentarse en manos, brazos o abdomen. Pueden aparecer en reposo (a menudo por la noche) o luego del ejercicio y duran desde unos segundos a minutos.
Si bien se pueden presentar a cualquier edad, la mayoría de las consultas son realizadas por personas mayores o por embarazadas. Los calambres no suelen estar siempre presentes sino por periodos, pudiendo ir y venir en el tiempo.
Posibles desencadenantes
En muchos casos los calambres en las piernas podrían ser favorecidos por:
- La falta de actividad física así como también el ejercicio excesivo,
- Estar sentado o acostado en ciertas posiciones (ej. por la flexión del pie al dormir boca abajo)
- Deshidratación
Más raramente los calambres de piernas nocturnos se asocian con ciertos medicamentos (como algunos diuréticos o los beta bloqueantes inhalatorios de larga duración) o con algunos problemas de salud (consumo excesivo de alcohol, insuficiencia renal, hipotiroidismo, determinadas enfermedades neurológicas) que son en general identificadas por un conjunto de síntomas y no por la manifestación de calambres aislados.
¿Qué puedo hacer para ayudar a prevenir o aliviar los calambres?
- Estar bien hidratado, especialmente durante la realización de ejercicio físico.
- Hacer ejercicios de estiramientos de los músculos de las pantorrillas.
- Hacer unos minutos de bicicleta fija antes de dormir.
- Ingerir un vaso o dos de agua tónica (contiene quinina en muy bajas dosis) antes de dormir.
- Masajes (se puede masajear con hielo o un pack de gel frío el músculo afectado)
- Baño de agua tibia o ducha con agua caliente, dirigiendo el agua hacia el músculo afectado
Un posible esquema de ejercicios es:
- estiramiento pasivo de gemelos
- durante 20 segundos, tres a cinco repeticiones
- tres a cuatro veces por día
Opciones farmacológicas
Estas contracciones musculares son dolorosas, pero no se tratan con analgésicos ya que el dolor es de breve duración y alivia al estirar el músculo comprometido, en algunos casos alcanza con ponerse de pie o caminar un poco o hacer algunos movimientos para elongar el músculo afectado. Los masajes también pueden ayudar.
Si los calambres son muy frecuentes podemos considerar el uso de fármacos. Un estudio reciente ha encontrado que la vitamina K2 resulta efectiva para disminuir la frecuencia y la intensidad de los calambres, sobre todo en personas mayores. Esta vitamina se encuentra en algunos alimentos como el chucrut, queso azul y yemas de huevo y en suplementos de venta libre. La dosis sugerida de vitamina K2 es de 180 microgramos diarios. Atención: las personas anticoaguladas no deben utilizar vitamina K o K2 hasta consultar a su médico, ya que ésta puede interferir en el tratamiento de ciertos anticoagulantes.
La quinina ha sido utilizada históricamente para el tratamiento de los calambres pero su uso ha disminuido por sus potenciales efectos adversos graves relacionados principalmente a dosis elevadas o reacciones idiosincráticas (propias del individuo). En Estados Unidos fue retirada del mercado por lo antedicho, sin embargo en nuestro país, así como en otros se sigue comercializando. En Gran Bretaña por ejemplo se sugiere su uso a bajas dosis.
También se han propuesto otros fármacos (pregabalina, gabapentin, vitamina B12) para tratar los calambres, que podrían ser alternativas terapéuticas aunque sin evidencia que las avale. La mayoría de estos fármacos presentan posibles efectos adversos por lo que se sugiere la consulta médica para evaluar su indicación.
Popularmente se sugieren suplementos de magnesio para el tratamiento de los calambres, pero la evidencia científica ha demostrado falta de efectividad para el alivio.
Finalmente, podemos revisar nuestros hábitos y modificar aquellos que consideremos que inciden en la aparición de calambres:
- Uso de ropa de cama ajustada (evitarlo)
- Falta de actividad física aeróbica
- Falta de ejercicios de fortalecimiento
- Consumo elevado de cafeína (reducir)
- Consumo elevado de alcohol (reducir)
- Calzado inadecuado (evitar tacos, usar contrafuerte alto)