Consumo de pescado en el embarazo y desarrollo neurológico

El consumo del pescado en el embarazo no es un riesgo, es una oportunidad. La Administración de Drogas y Alimentos de EEUU (FDA, su sigla en inglés) y Agencia de Protección Ambiental (EPA, en inglés) recomiendan consumir 224 a 336 g de pescado por semana afirmando que este alimento tiene nutrientes que mejoran el crecimiento y desarrollo de los fetos. 

Esta última recomendación (2017) difiere de la anterior (2004) que acondejaba comer poco o nada de pescado durante el embarazo para minimizar los riesgos de la incorporación del metilmercurio y los trastornos del desarrollo.

La recomendación cambió ante la nueva evidencia de que el consumo de pescado durante el embarazo mejora el desarrollo neurocognitivo del niño. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (http://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/3761), la OMS y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (http: //www.fao.org/docrep/014/ba0136e/ba0136e00.pdf) destacan el desarrollo neurológico específico por el consumo de pescado durante el embarazo, entendido como mejorías en el coeficiente intelectual, el desarrollo verbal y motor y la memoria. Al mismo tiempo, comunican que no hay evidencia consistente de que tomar suplementos omega-3 modifique el desarrollo cognitivo. 

También se demostró que el consumo de pescado, por encima del promedio (seguimiento de una cohorte en Seychelles, por 24 años, donde el consumo es 10 veces mayor al del promedio mundial) no se asoció negativamente con deterioro neurológico ni con aumento de mercurio en sangre. Otro estudio español encontró que de 1683 niños, el 65% tenía niveles de  mercurio prenatales por encima del Pc95 y no hallaron asociación con deterioro del crecimiento o el desarrollo, hasta 14 meses de edad de seguimiento.

El mercurio se concentra en casi todos los pescados, aunque hay algunas excepciones. Durante el embarazo se recomienda evitar carne de tiburón, pez espada, caballa, pez ballena del golfo de México, marrón anaranjado, atún patudo y marlín. La justificación de evitar estos peces se debe a los niveles conocidos de mercurio y su beneficio neurocognitivo débil.

Esta es una oportunidad para que los médicos motiven a las embarazadas para incorporar y aumentar la carne de pescado en su dieta semanal, ya que el riesgo está limitado al consumo excesivo de las siete especies de peces mencionados y que no son de consumo habitual en el menú de los argentinos. 

El artículo original y todas sus citas están disponible en JAMA Pediatr. 2018; 172 (9): 801-802. doi: 10.1001 / jamapediatrics.2018.1619

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