Juan es un hombre de 35 años tratado por paroxetina durante cinco años.
Hace dos meses, decidió suspender la paroxetina porque se sentía bien durante los últimos tres años.
Unos días después de la interrupción, presentó síntomas similares a la gripe, fatiga, mareos, confusión y leves cambios de humor rápidos.
Primero pensó que tenía gripe, porque en el trabajo varios habían “caído” con cuadros respiratorios.
Después de 2 semanas todavía seguía con los mismos síntomas por lo que consultó a su médico.
Hipótesis 1.
El médico de cabecera lo reaseguró diciendo que estos síntomas no podían explicarse por haber dejado la paroxetina.
Consideró que sus síntomas son por una gripe prolongada y le sugiere a Juan que tome paracetamol o ibuprofeno durante unos días.
Después de dos semanas Juan todavía tenía síntomas parecidos a la gripe: fatiga, mareos, confusión, cambios de humor, pesadillas y taquicardia.
Lo prolongado del cuadro debe hacer pensar en otro dagnóstico.
Ya no encaja en el cubo: Gripe.
Hipótesis 2.
Otra alternativa es el síndrome de discontinuación de antidepresivos que está claramente documentado en la literatura médica y que los síntomas descritos por Juan podrían encuadrarse en este espectro.
Los síndromes de interrupción son poco frecuentes y los síntomas son de corta duración.
Hipótesis 3.
Esto lleva a pensar en otro cuadro que es la fase inicial de una recaída del trastorno de pánico.
El médico de familia le sugirió que Juan volviera a tomar paroxetina para eliminar los síntomas.
Juan volvió a tomar paroxetina y en dos días los síntomas desaparecieron.
Le informó al médico de esta rápida mejoría y éste le sugirió que no volviera a suspenderla.
La mirada ampliada es el concepto dominante en nuestra especialidad.
Poder evaluar más allá y conectar los puntos.
En 1977, George Libman (1913-1999), un internista y psiquiatra estadounidense dio una contribución fundamental a la medicina a través de la formulación del modelo biopsicosocial, criticó la cultura médica dominante de aquellos días: El modelo biomédico.
Su alcance está determinado por la función histórica del médico para establecer si la persona que solicita ayuda está “enferma” o “sana”, y si está enfermo, por qué está enfermo y en qué forma.
El caso de Juan.
Aparición de nuevos síntomas de interrupción.
Son síntomas que no estaban presentes antes del inicio del tratamiento antidepresivo y no estaban presentes antes de la reducción o la interrupción.
Pueden ser síntomas específicos o relacionados con la serotonina.
Entre los síntomas inespecíficos relacionados con la serotonina, son frecuentes las náuseas, el dolor de cabeza, el temblor, los trastornos del sueño, la disminución de la concentración, la ansiedad, la irritabilidad y la depresión.
Entre los síntomas específicos relacionados con la serotonina, son comunes los síntomas parecidos a la gripe, las sensaciones de eléctricidad y confusión. Estos síntomas suelen ser de corta duración, es decir, es más probable que sean reversibles, por lo que lo mejor que pueden hacer los pacientes es esperar hasta que los síntomas desaparezcan.
Rebote
Consiste en el retorno de los síntomas que estaban presentes antes del inicio del tratamiento antidepresivo, pero no estaban presentes antes de la reducción o la interrupción.
Los síntomas son más intensos que los que ocurrieron antes del inicio del tratamiento.
Por ejemplo, si el tratamiento con IRSS fue para tratar la ansiedad, después de la reducción o la interrupción la ansiedad es más grave que antes del tratamiento.
Además, los síntomas aparecen rápidamente después de la interrupción del tratamiento antidepresivo, son transitorios ya que pueden ir y venir, y son reversibles, lo que significa que si el paciente regresa al tratamiento antidepresivo o espera hasta que desaparezca en general mejorará.
Trastorno persistente posterior a la abstinencia
Consiste en volver a los síntomas originales que estaban presentes antes del inicio del tratamiento antidepresivo, pero no estaban presentes antes de la reducción o la interrupción.
Estos síntomas se presentan con mayor intensidad y con nuevos síntomas que el paciente nunca antes había sufrido. Por ejemplo, si los IRSS fueron para tratar una depresión, la misma aparece rápidamente después de la interrupción del tratamiento, es más intensa que antes del tratamiento antidepresivo y se asocia con otros síntomas no depresivos, como por ejemplo el pánico.
Estos síntomas persisten y pueden ser parcial o totalmente reversibles.
Al ser tan duradero, el paciente generalmente se beneficia de un apoyo farmacológico o psicoterapéutico adecuado.
Referencias:
- Davies, J., & Read, J. (2019). “A systematic review into the incidence, severity and duration of antidepressant withdrawal effects: Are guidelines evidence-based?” Addictive Behaviors.
- Wilson, E., & Lader, M. (2015). “A review of the management of antidepressant discontinuation symptoms.” Therapeutic Advances in Psychopharmacology, 5(6), 357–368.
- Fava, G. A., Gatti, A., Belaise, C., Guidi, J., & Offidani, E. (2015). “Withdrawal symptoms after selective serotonin reuptake inhibitor discontinuation: A systematic review.” Psychotherapy and Psychosomatics, 84(2), 72–81.
- Bhat, V., & Kennedy, S. H. (2017). “Recognition and management of antidepressant discontinuation syndrome.” Journal of Psychiatry and Neuroscience, 42(3)
- Gabriel, M., & Sharma, V. (2017). “Antidepressant discontinuation syndrome.” CMAJ, 189(33).