¡Buen día!
- Una maniobra para intentar curar el vértigo posicional benigno
- ¿Sigue siendo válido el término “alcoholismo”?
- ¿Drogas fantásticas para bajar de peso?
- ¿Qué son las “voces contextuales”?
Leer este correo te va a llevar poco más de 7 minutos.
- Una maniobra para intentar curar el vértigo posicional benigno
El vértigo posicional benigno (VPB) es muy frecuente, suele causar malestar y, muchas veces, quienes están aquejados por este problema no encuentran interlocutores válidos para aliviar sus síntomas. En tal sentido, es útil que los profesionales de la salud conozcan esta entidad para, eventualmente, enseñarles a ciertos pacientes con VPB una maniobra eficaz para aliviar y/o eliminar el síntoma.
Estas maniobras se denominan “de reposicionamiento” ya que lo que hacen es volver a su sitio a los “otolitos desubicados”. En este texto se desarrollan las generalidades, la evaluación y el manejo del VPB y, a continuación, describimos una maniobra sencilla y replicable en el hogar.
La maniobra de reposicionamiento que vamos a describir consiste en ejercicios que debe realizar el paciente en su casa. La persona debe sentarse en el medio de la cama, mirando hacia el frente, con los pies colgando; luego, debe recostarse hacia un lado, con la cabeza rotada hacia arriba en 45 grados, permaneciendo así 30 segundos o hasta que el vértigo desaparezca, y después debe volver a la posición sentado y permanecer así otros 30 segundos. Luego de esto debe hacer lo mismo pero recostándose sobre el lado opuesto. Esta secuencia de movimientos (a la que llamamos “serie”) debe repetirse cinco veces. Cada “serie” debe realizarse tres veces por día durante dos semanas.
En este link puede observarse la maniobra arriba descripta.
2. ¿Sigue siendo válido el término “alcoholismo”?
El consumo de alcohol en Occidente forma parte de la cultura. La relación de la medicina con dicho consumo ha sido siempre compleja por varios motivos. El más relevante es que, si bien sabemos que el consumo excesivo “causa daño”, la evidencia científica acerca de cuándo un consumo se considera excesivo y cuándo se considera seguro es esquiva. Otro problema relevante ha sido el uso del término “alcoholismo” que, a lo largo del tiempo, ha sido rechazado debido a sus connotaciones peyorativas y su carácter simplificador (todos los alcohólicos son…). Esto ha determinado que actualmente se prefiera el término “trastornos por consumo de alcohol (TCA)” y que se deje también de “mirar” a esta condición como una “enfermedad”.
Ahora bien. En la práctica cotidiana en el consultorio, muchos médicos no sabemos cómo involucrarnos con el tema del consumo de alcohol, sobre todo cuando el paciente no lo trae como problema a la consulta. Sin embargo, la mayoría de las sociedades científicas consideran que los médicos deberíamos hacer algunas preguntas para “detectar” (rastrear) TCA y ayudar a las personas a “salir de esa situación”. La idea de rastrear no debería implicar una mirada juzgatoria ni punitiva sobre el consumo sino la posibilidad de abrir este tema en la consulta.
En tal sentido, si el médico decide rastrear TCA en sus consultas, una estrategia sencilla es hacer estas dos preguntas: 1) ¿Ha tenido problemas con el alcohol?; 2) ¿Cuándo fue la última vez que tomó? La respuesta “sí” a la pregunta 1 y la respuesta “en el día previo a la consulta” a la pregunta 2 tienen una sensibilidad del 92% para el diagnóstico de TCA.
¿Y después qué se hace? La respuesta es compleja. Recomendamos la lectura de este texto para aquellos interesados en ocuparse de sus pacientes con TCA y aprovechamos esta circunstancia para mencionar que la problemática del paciente con TCA no solamente lo afecta a él sino también a sus vínculos afectivos y/o cotidianos.
3. ¿Drogas fantásticas para bajar de peso?
En nuestro primer Newsletter (diciembre 2024), escribimos “La obesidad no está ni bien ni mal” donde nos dedicamos especialmente a describir nuestra mirada sobre esta problemática. En cuanto a las herramientas terapéuticas específicas con las cuales la ciencia médica hoy cuenta, creemos importante que la comunidad médica y no médica conozca a los nuevos fármacos para bajar de peso, de los cuales se viene hablando en estos últimos años. Nos referimos a la liraglutida (uso diario) y la semaglutida (uso semanal), dos fármacos eficaces y seguros, cuya prescripción es sencilla y puede ser llevada a cabo por cualquier médico interesado y motivado.
Ambas drogas son agonistas del receptor péptido 1 similar al glucagón (GLP-1) y actúan disminuyendo el apetito y aumentando la sensación de saciedad. Se utilizan principalmente por vía subcutánea y la semaglutida también puede usarse por vía oral. Tienen un perfil de efectos adversos seguro, lo que facilita su manejo. Por otra parte, en el último año su costo se ha vuelto más accesible.
Ahora bien. ¿Son estas drogas “fantásticas”? La respuesta no es fácil ya que la obesidad y el sobrepeso son entidades complejas que no suelen admitir una solución unívoca pero, sin duda alguna, estos fármacos representan una novedosa y atractiva herramienta.
Para aquellos que quieran profundizar sobre el marco que guía nuestra mirada sobre la obesidad, recomendamos estos textos (Introducción y Evidencia I) y para quienes quieran profundizar en cuanto a cómo utilizar estos fármacos, recomendamos estos textos (Manual PROFAM y Evidencia II).
4. ¿Qué son las “voces contextuales”?
Conocer el contexto del paciente siempre ha sido una premisa valorada por la medicina y existe evidencia científica en cuanto a su beneficio para la atención de la salud. Cada profesional, según su área de trabajo y/o especialidad, su experiencia y sus creencias, aborda el contexto de sus pacientes de manera singular.
Los datos contextuales se registran de diferentes modos en la historia clínica. Un ejemplo podría ser este: “mujer de 42 años, trabaja en una fábrica de pastas, vive con su pareja masculina, no tiene hijos, tiene un gato y camina con una amiga una vez por semana en el parque”. Ahora bien. Existen otros datos, denominados “voces contextuales”, que aportan una riqueza particular a la práctica. Partiendo del ejemplo citado, algunas instancias en las que aparecen estas “voces contextuales” podrían ser las siguientes: “quiere hacerse una mamografía porque una compañera del trabajo tiene cáncer de mama”, “quiere dejar la medicación que le di para bajar de peso (y que ella me pidió) porque la amiga con la que sale a caminar le dijo que ese fármaco puede ocasionarle serios problemas en la piel”, etc.
Valorar las “voces contextuales” como datos relevantes en el marco del trabajo terapéutico es importante, más allá de lo que cada profesional “opine”. O sea, la “voz contextual” es, de alguna manera, también “la voz del paciente”. Esto representa un desafío ya que muchos profesionales de la salud valoramos la voz del paciente pero solemos desestimar las voces del contexto, lo que, en ocasiones, puede dificultar el vínculo y la llegada a buenos acuerdos.
Recomendamos este artículo a las personas interesadas en el contexto y las “voces contextuales” en el cual los autores profundizan en diversos aspectos de la Evaluación contextual, utilizando ejemplos y remarcando la importancia del registro de esta información en la historia clínica.
¡Hasta la próxima!