¿Qué pasa en el mundo real con semaglutida y tirzepatida para tratar la obesidad?

Escrito por Karin Kopitowski

💡 Practice Point

En la práctica clínica real, la pérdida de peso con GLP-1 como semaglutida y tirzepatida es menor que la reportada en los ensayos clínicos o en los medios. Por eso, es clave gestionar las expectativas con los pacientes desde el inicio.

Un estudio publicado en Obesity (2025) analizó la evolución del peso y del control glucémico en adultos con sobrepeso u obesidad sin diabetes tipo 2 que iniciaron tratamiento con inyectables de semaglutida o tirzepatida. A diferencia de los ensayos clínicos, este análisis se hizo con datos de la vida real, a partir de registros electrónicos del sistema de salud de la Cleveland Clinic en Ohio y Florida (EE. UU.), incluyendo dispensación farmacéutica verificada mediante Surescripts.

Se incluyeron 7.881 pacientes que recibieron prescripción inicial entre 2021 y 2023: el 78% con semaglutida y el 22% con tirzepatida. El seguimiento se extendió hasta diciembre de 2024. Todos los pacientes eran adultos sin diabetes, con IMC ≥30 o ≥27 con comorbilidades relacionadas al peso. Se excluyó a quienes habían usado previamente otro fármaco para obesidad o se habían sometido a cirugía bariátrica.

El objetivo fue observar cuánto peso perdían los pacientes en la práctica real y qué ocurría con su hemoglobina glucosilada (HbA1c) si tenían “prediabetes”, según si mantenían o interrumpían el tratamiento.

Se clasificó como:

  • Discontinuación precoz: abandono dentro de los primeros 3 meses.
  • Discontinuación tardía: abandono entre los 3 y 12 meses.
  • No discontinuación: tratamiento sostenido al menos hasta los 12 meses.

La discontinuación se definió por una interrupción >90 días sin nueva dispensación. También se evaluó si el paciente recibió una dosis alta (≥1.7 mg de semaglutida o ≥10 mg de tirzepatida) o baja.

Discontinuación frecuente

Al año, solo el 48% de los pacientes continuaban el tratamiento:

  • 22% discontinuó precozmente semaglutida, 16% tirzepatida.
  • 31% y 34% respectivamente lo abandonaron entre los 3 y 12 meses.

Además, el 80% se mantuvo en dosis bajas, posiblemente por problemas de tolerabilidad.

Menor pérdida de peso que en ensayos clínicos

En los 6.477 pacientes con mediciones de peso al año, la pérdida de peso promedio fue:

GrupoReducción media (%)IC95%
Discontinuación precoz–3,6%3,2 a 4,1
Discontinuación tardía–6,8%6,3 a 7,2
Sin discontinuación–11,9%11,6 a 12,2

Entre quienes no discontinuaron y recibieron dosis altas, el descenso de peso alcanzó:

  • –13,7% con semaglutida (IC95%: 13,1 a 14,3)
  • –18,0% con tirzepatida (IC95%: 16,6 a 19,5)

Estas cifras son menores que las reportadas en los ensayos:

  • STEP 1 (semaglutida): –14,9% a 68 semanas
  • SURMOUNT-1 (tirzepatida): –20,9% a 72 semanas
    → Lo real no siempre replica lo ideal.

Efectos sobre HbA1c en personas con “prediabetes” (n = 895)

  • Discontinuación precoz: –0,1% (IC95%: 0,0 a 0,2)
  • Discontinuación tardía: –0,2% (IC95%: 0,1 a 0,2)
  • Sin discontinuación: –0,4% (IC95%: 0,4 a 0,5)

A los 12 meses:

  • 67,9% de quienes continuaron el tratamiento habían normalizado su HbA1c.
  • Solo 33,1% lo logró si lo abandonaron precozmente.
  • La progresión a diabetes fue mucho más baja en quienes sostuvieron el tratamiento (1,7% vs. 6,5%).

En el modelo multivariable, los factores que aumentaron las chances de lograr ≥10% de pérdida de peso fueron:

FactorOR ajustado (IC95%)
No discontinuar el tratamiento4,68 (3,97–5,55)
Discontinuación tardía vs. precoz1,74 (1,45–2,08)
Tirzepatida vs. semaglutida2,46 (2,16–2,80)
Dosis alta vs. baja2,39 (2,08–2,75)
Sexo femenino1,86 (1,62–2,13)

Los ensayos clínicos controlados tienden a sobreestimar los beneficios de las intervenciones, y una de las razones principales es el sesgo de selección.

Algunas formas de sesgo que explican estas diferencias:

  • Sesgo de adherencia: quienes siguen tratamientos en ensayos también suelen cuidarse más en general.
  • Sesgo de voluntariado: quienes participan tienden a tener más recursos, acceso y motivación.
  • Sesgo por pérdida de seguimiento: al excluir a quienes abandonan, se eliminan malos resultados.
  • Sesgo de derivación: pacientes reclutados en centros de alta complejidad tienen mayor margen de mejora.

Ozempic no es penicilina.
Pero sigue siendo una herramienta potente en el manejo de la obesidad. Este estudio nos recuerda que su efectividad depende de sostener el tratamiento y alcanzar dosis efectivas, algo que en la vida real ocurre solo en la mitad de los pacientes. Como siempre, el rol del equipo de salud en acompañar y ajustar expectativas es clave para un uso racional y centrado en la persona.

Referencias: Gasoyan H, Butsch WS, Schulte R, Casacchia NJ, Le P, Boyer CB, et al. Changes in weight and glycemic control following obesity treatment with semaglutide or tirzepatide by discontinuation status. Obesity (Silver Spring). 2025;1–11. doi:10.1002/oby.24331. Disponible en: https://doi.org/10.1002/oby.24331

Loading

Deja una respuesta

Imprimir