Este punto es controvertido. Si uno mide los niveles séricos de testosterona en hombres normalmente va a encontrar una disminución de la misma con la edad.
Está claro que los niveles de testosterona disminuyen con el tiempo y la idea de complementar la testosterona no es nueva.
Como todos los tratamientos, la suplementación con testosterona tiene riesgos y beneficios. Algunos riesgos son predecibles, como exacerbar los síntomas de la hiperplasia prostática benigna . Algunos riesgos parecen surgir completamente de la nada.
Casi todas las investigaciones anteriores sobre los efectos de la suplementación con testosterona han sugerido que es buena para la salud ósea. Algunos estudios afirman que aumenta la densidad mineral ósea, la resistencia ósea y mejora la arquitectura ósea y otros estudios que no la modifica.
A pesar de estos hallazgos en sus conclusiones afirmaban que había que hacer estudios prospectivos para definir si esa conclusión era válida.
Ahora se acaba de publicar un subensayo de un ensayo doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo que evaluó la seguridad cardiovascular del tratamiento con testosterona en hombres de mediana edad y mayores con hipogonadismo. (NEJM)
En este subensayo se examinó el riesgo de fractura clínica en un análisis del tiempo transcurrido hasta el evento.
Los hombres elegibles tenían entre 45 y 80 años de edad con enfermedad cardiovascular preexistente o con alto riesgo de padecerla; uno o más síntomas de hipogonadismo; y dos concentraciones matutinas de testosterona inferiores a 300 ng/ dl (10,4 nmol por litro), en muestras de plasma en ayunas obtenidas con al menos 48 horas de diferencia.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a aplicarse diariamente un gel de testosterona o un gel de placebo.
En cada visita, se preguntó a los participantes si habían tenido una fractura desde la visita anterior. Si las tenían, se obtuvieron y adjudicaron los registros médicos.
Resultados
La población de análisis completo incluyó
5204 participantes (2601 en el grupo de testosterona y 2603 en el grupo de placebo).
Después de una mediana de seguimiento de 3,19 años, se había producido una fractura clínica en
91 participantes (3,50%) en el grupo de testosterona y
64 participantes (2,46%) en el grupo de placebo (Hazzard ratio 1,43; IC 95%, 1,04 a 1,97).
La incidencia de fracturas también pareció ser mayor en el grupo de testosterona para todos los demás puntos finales de fractura.
Conclusiones
Entre los hombres de mediana edad y mayores con hipogonadismo, el tratamiento con testosterona no resultó en una menor incidencia de fractura clínica que el placebo.
La incidencia de fracturas fue numéricamente mayor entre los hombres que recibieron testosterona que entre los que recibieron placebo. Los ensayos clínicos son para eso. La tasa de fracturas, aunque fue baja en ambas ramas, fue significativamente mayor en la rama testosterona. 3,5% frente a 2,5% de riesgo absoluto (aumento del riesgo relativo del 40%).
Referencias: