¡Buen día!
- La obesidad no está ni bien ni mal.
- Un esquema práctico para el manejo de la vaginitis.
- ¿Cuando recitamos a un paciente pensamos que va a volver?
- Un adolescente con dolor testicular agudo: ¿torsión o epididimitis?
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1. La obesidad no está ni bien ni mal.
La mirada que la medicina tiene acerca de la obesidad está cambiando, o al menos para nosotros. Partiendo del paradigma de que “ser gordo está mal” muchos colectivos de derechos del cuerpo libre y diverso han venido cuestionando, afortunadamente, esta premisa y han puesto a la medicina a trabajar y a pensar acerca de si la obesidad es una “enfermedad” o un “modo de un cuerpo”.
El conflicto no está saldado ya que hay millones de dólares en juego en fármacos, cirugías, etc. y, por otra parte, el tema de los riesgos que tiene la obesidad para la morbimortalidad siguen dando vueltas en la cabeza de todo médico que supuestamente quiere el bien para su paciente. No hay reglas claras ni fijas pero tampoco podemos quedarnos afuera de lo que dice la “ciencia”.
Recomendamos la lectura de este artículo en el que a partir del cuestionamiento de la mirada pesocéntrica y patologizante de la obesidad se revisa el encuadre general del paciente, la epidemiología de la obesidad y su etiología y fisiopatología (pese a que la palabra “enfermedad” no nos guste).
2. Un esquema práctico para el manejo de la vaginitis.
La consulta por flujo vaginal (vaginitis) es muy frecuente. Si bien existe una extensa bibliografía acerca de esta entidad no es fácil encontrar en ella esquemas para el manejo práctico de este problema.
Un tratamiento empírico científicamente válido, poco conocido y sencillo de aplicar en el consultorio es el siguiente: metronidazol, 500 mg cada 12 horas durante siete días (o 2 g monodosis) más cotrimazol local, un óvulo de 100 mg (o una aplicación de crema) durante siete días o bien doble dosis por tres días. Con este esquema se cubren los tres gérmenes responsables del 90% de las vaginitis (cándida, tricomona y vaginosis). Debe recordarse que esta opción terapéutica deja afuera la vaginitis atrófica y la ocasionada por irritantes (10% de las vaginitis) y que no da cuenta de un abordaje global de las infecciones de transmisión sexual que es necesario tener en cuenta solamente en el caso de la tricomoniasis (una de las vaginitis menos frecuentes).
Para aquellos interesados en ampliar el tema de las vaginitis recomendamos este artículo donde se desarrolla extensivamente el tema pero también se propone un manejo práctico y realista.
3. ¿Cuando recitamos a un paciente pensamos que va a volver?
En la práctica ambulatoria los médicos recitan a sus pacientes de diversas maneras. Los hay taxativos: “tiene que volver en una semana”, y los hay laxos: “vuelva cuando le parezca”. Luego de esto, el paciente vuelve a su casa y, obviamente, va a hacer lo que quiera. Por supuesto que si fue recitado para que le saquen los puntos de una herida es más probable que vuelva mientras que si fue recitado para contarle a su médico cómo le fue con la actividad física que iba a comenzar, es más probable que no vuelva.
Pocas veces los médicos tienen en cuenta qué dicen cuando recitan a sus pacientes lo que determina que muchas veces pierdan la posibilidad de que el paciente vuelva.
Les recomendamos este artículo donde los autores reflexionan acerca de lo que ellos denominan “la recitación blanda” en el cual brindan herramientas para recitar a los pacientes de un modo no paternalista ni taxativo, y sin asustarlos, pero buscando ideas para afianzar el vínculo sin afectar la autonomía del paciente.
4. Un adolescente con dolor testicular agudo: ¿torsión o epididimitis?
Un paciente de 19 años concurrió a la guardia por un dolor testicular agudo. Allí se lo evaluó mediante interrogatorio, examen físico y un ecodoppler que informó inflamación del epidídimo con flujos vasculares normales. Se le indicó tratamiento antibiótico con diagnóstico de epididimitis, la respuesta fue excelente.
Al cabo de dos meses el paciente concurrió nuevamente a la guardia por un dolor similar, en el mismo testículo, pero en este caso el ecodoppler mostró alteración en el flujo. Se realizó una cirugía constatándose torsión testicular que fue resuelta mediante la destorsión y luego se le realizó una orquidopexia bilateral.
Esta viñeta es útil para tener en cuenta el diagnóstico de torsión testicular intermitente en los menores de 25 años.En este caso, es muy probable que el primer episodio haya sido una torsión que no llegó a definirse pero a esta conclusión solamente puede llegarse en forma retrospectiva. Si te interesa revisar el tema dolor escrotal agudo te recomendamos la lectura de este texto.
¡Hasta la próxima!