La investigación ha vinculado el consumo de alimentos ultraprocesados (comidas listas para comer, refrigerios y bebidas azucaradas que contienen una larga lista de ingredientes y aditivos diseñados para hacer que el alimento sea vendible o sabroso) con muchas preocupaciones en materia de salud, incluyendo DBT tipo 2, enfermedades cardiovasculares y trastornos de salud mental.
Un nuevo estudio de cohorte publicado en el BMJ (1) sugiere que las personas que tendían a comer una gran cantidad diaria de alimentos ultraprocesados con una mediana de unas 7 porciones al día tenían un riesgo 4% más alto de morir por cualquier causa que aquellos que comían menos cantidades, unas 3 porciones diarias.
No se encontró ningún vínculo entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el aumento de las muertes por enfermedades cardiovasculares o cáncer.
La calidad general de la dieta de las personas también pareció impulsar la asociación entre los alimentos ultraprocesados y el aumento del riesgo de mortalidad, en particular, con aquellos que comían más carnes listas para consumir, (incluye consumo de carnes blancas procesadas: aves, pescados y mariscos) tenían las asociaciones más fuertes.
Los resultados se basaron en datos de más de 114.000 trabajadores sanitarios (parte del Estudio de las Enfermeras).
Los autores de un editorial vinculado (2) instaron a cambiar de política para reducir la exposición de las personas a los alimentos ultraprocesados.
No debemos dejar que el debate sobre la utilidad del concepto de alimentos ultraprocesados retrase la implementación de intervenciones basadas en investigaciones probadas, citando como ejemplos los impuestos sobre las bebidas endulzadas con azúcar y la adición de etiquetas de advertencia en alimentos pobres en nutrientes.
Referencia:
(1) https://www.bmj.com/content/385/bmj-2023-078476
(2) https://www.bmj.com/content/385/bmj.q793