Vivimos en un mundo de comunicaciones rápidas y en red donde las jerarquías lineales tradicionales de generación y difusión del conocimiento se han interconectado permanentemente.
Los científicos no generan sólo nuevos conocimientos filtrados exclusivamente a través de la revisión por pares que se incorporan a las guías de práctica clínica.
En cambio, la información médica se comparte ampliamente en línea, a veces de manera caótica, por muchas personas antes de que pueda ser examinada.
Esto dificulta que las personas conozcan la validez de la información que están consumiendo.
En entornos de consenso científico o incertidumbre en rápida evolución, como la aparición de una nueva enfermedad, abundan los rumores.
Definimos “rumores” como piezas de información no oficiales y no verificadas que circulan de persona a persona.
Los rumores tienen una gran relevancia entre comunidades específicas y se propagan rápidamente durante períodos de gran ansiedad; además, a veces resultan ser ciertos.
Los rumores son una forma de tratar de dar sentido rápidamente a las incertidumbres del mundo, a menudo cuando se desconocen los hechos o no hay un consenso significativo.
Los rumores son distintos de la “información errónea”, que es información falsa o engañosa que se difunde sin darse cuenta, y la “desinformación”, que es información falsa o engañosa que se difunde con la intención deliberada de engañar.
En las redes sociales, los 3 tipos de información están intercalados y pueden parecer veraces.
Durante la pandemia de COVID-19, los rumores abundaron.
Muchos de estos rumores resultaron ser falsos.
Casi 2 años después de la pandemia, el 78 % de los adultos todavía creían o no estaban seguros de creer en al menos 1 de 8 afirmaciones falsas sobre la COVID-19 o las vacunas contra la COVID-19. (1)
Si bien los profesionales médicos fueron una de las fuentes de información más confiables sobre las vacunas contra el COVID-19, muchos de ellos carecían de las herramientas para tener conversaciones efectivas sobre las vacunas y no participaban en las redes sociales como parte de su misión profesional.
La creación de un equipo diverso de profesionales médicos y líderes comunitarios puede ser fundamental para facilitar la capacidad, la competencia cultural y la conexión con una población amplia. Existen programas que han brindado información adecuada y en tiempo y forma.
ThisIsOurShot y VacunateYa desarrollaron un programa educativo multifacético utilizando las últimas investigaciones sobre mensajes y ciencias del comportamiento para enseñar a los profesionales médicos y miembros de la comunidad cómo tener conversaciones más efectivas sobre la vacuna contra el COVID-19 y cómo responder a información engañosa tanto en persona como en las redes sociales.
Organizaron sesiones de capacitación virtual de 60 minutos con un profesional médico colega y un experto en comunicaciones de redes sociales y crearon kits de herramientas con videos cortos sobre la marcha para compartir nuevas habilidades en menos de 5 minutos.
Cada capacitación se centró en un tema específico, por ejemplo, cómo responder a los rumores y la información falsa sobre la vacuna y la infertilidad.
Estos esfuerzos fueron informados por proyectos de monitoreo de redes sociales. El análisis de redes sociales, junto con las experiencias individuales de los usuarios, fue fundamental para identificar rumores e información falsa que circulaba en las redes sociales.
Acoso en línea
Compartir la salud pública y la ciencia en las redes sociales aumenta el riesgo de ataques digitales coordinados por parte de ciberacosadores, incluidos los activistas antivacunas.
La mayoría de los comunicadores de ciencia y salud pública activos en las redes sociales han sufrido ataques personales y acoso en línea.
Esto incluye lenguaje deshumanizante en las publicaciones de las redes sociales; amenazas de violencia física o sexual; revisiones negativas coordinadas de médicos o prácticas médicas en Yelp y Google; Tweets fabricados o mal atribuidos; y doxxing o la publicación pública de información personal, como domicilios.
Es fundamental estar preparado para responder al acoso en línea.
“Shots Heard Round the World”, una organización sin fines de lucro, ha desarrollado un conjunto de herramientas prácticas.
La preparación comienza con la evaluación de la presencia en línea, tener una sólida seguridad de la cuenta en línea a través de la autenticación de dos factores, evitar peleas innecesarias (“No alimentes a los trolls”) y saber cómo pedir ayuda si atacan.
Los servicios en línea como DeleteMe, que monitorean y eliminan información personal confidencial de los sitios web de corredores de datos, pueden ser una inversión prudente.
Referencias:
Artículo publicado en el Annals of Internal Medicine.
(1) Gupta A, Li H, Farnoush A, et al. (2022) Understanding patterns of COVID infodemic: A systematic and pragmatic approach to curb fake news. Journal of business research 140: 670–683.