La utilidad de estudiar la fortaleza de los huesos

Muchas mujeres nos consultan por sus niveles de calcio o de vitamina D, o para saber si conviene hacer una densitometría (1) y conocer el estado de sus huesos. Suele ser una preocupación la osteoporosis (2), la prevención de fracturas y la posibilidad de perder la independencia o de ser una carga para las familias en el futuro. 

La osteoporosis también se convierte en tema de conversación entre las mujeres en la etapa de la menopausia (3) ya que la mayoría sabe que, en general, con el envejecimiento y en especial con la caída de los  estrógenos (4)  aumenta la fragilidad de los huesos

 

Sin embargo, no siempre surge en estas charlas cuál es la verdadera utilidad de las medidas que podemos adoptar para disminuir el riesgo de fracturas.

Entonces… ¿A partir de qué edad se sugiere la realización de una densitometría? 

La mayoría de las entidades científicas (5) que elaboran las recomendaciones para las prácticas preventivas, no recomiendan la realización de una densitometría en mujeres antes de los 65 años (a menos que existan otros factores predisponentes), ya que el mayor beneficio de esta práctica se encontró en este grupo etario. 

Pero… ¿Cuál es el verdadero impacto de la búsqueda de osteoporosis a través de una densitometría?

Un estudio, realizado en el Reino Unido, con 12483 mujeres de 70 a 85 años comparó el rastreo o búsqueda de osteoporosis en la mitad de las participantes versus el no rastreo en la otra mitad. El rastreo mostró disminuir la tasa de fracturas de cadera en un 0.9 %, (en un seguimiento de 5 años) lo que implica que se requiere estudiar a 111 personas para evitar una fractura de cadera. 

Y si nos encontramos con un diagnóstico de osteoporosis… ¿Cuál es el verdadero impacto del tratamiento farmacológico?

Las mujeres mayores de 65 años (sin otros factores que predisponen a la osteoporosis) tendrán en general una probabilidad del 9 % de presentar una fractura por osteoporosis en los próximos 10 años. Con los tratamientos  farmacológicos (que implican el consumo de fármacos por al menos 3 a 5 años) este porcentaje podría reducirse a la mitad, es decir que de 100 mujeres con osteoporosis, nueve podrán fracturarse en los próximos 10 años, y si le proporcionamos tratamiento farmacológico a estas 100 mujeres, cuatro o cinco evitarán una fractura. 

 

Estos datos nos permiten hacer algunas observaciones, está claro que no todas las mujeres que presentan osteoporosis se van a fracturar. Al mismo tiempo podemos afirmar que la osteoporosis no es una enfermedad sino un factor que aumenta la probabilidad para un eventual problema de salud, como lo es la fractura. Recordemos que la osteoporosis es absolutamente asintomática y su diagnóstico depende de un valor establecido en la densitometría (a menos que exista el antecedente de fractura osteoporótica). Observemos  también que de todas las mujeres que reciben tratamiento farmacológico sólo un grupo pequeño se verá realmente beneficiado. 

 

¿Qué lugar tienen la actividad física, los cambios en los hábitos y la dieta?

Cuando una mujer concurre a nuestro consultorio preocupada por la salud de sus huesos, antes de pensar en un estudio diagnóstico o en la indicación de suplementos, hacemos hincapié en la actividad física, porque estamos convencidos que es la estrategia que mayor rédito tiene a la hora de prevenir fracturas. Está ampliamente demostrado que el ejercicio aumenta la densidad ósea al mismo tiempo que disminuye el riesgo de caídas. El 95 % de las fracturas de cadera se producen por caídas, y el 75 % de las fracturas de cadera se dan en mujeres. 

Por eso invitamos a: 

¡Caminar! ¡Hacer Tai chi! ¡Practicar Zumba!

Ningún tratamiento médico aportará el beneficio que proporciona el movimiento. 

En general se recomienda una frecuencia de ejercicio físico de tres a cinco veces por semana, idealmente debe incluir no sólo caminatas sino también fortalecimiento muscular. El ejercicio también mejora el equilibrio, lo que ayuda a disminuir el riesgo de caídas. 

Respecto del cambio de hábitos se recomienda evitar el consumo excesivo de alcohol y suspender el tabaquismo. Se estima que las mujeres que fuman tienen  40% más probabilidades de presentar osteoporosis que las no fumadoras.  

Aumentar la ingesta de calcio de la dieta (es la mejor forma de que el calcio se absorba). Se considera adecuada una ingesta diaria de 1200 mg/día.

Un vaso de leche, un yogur o una porción de queso duro aportan aproximadamente 300 mg de calcio cada uno. El yogurt fortificado en calcio aporta 500 mg; una naranja, 60 mg; media taza de vegetales verdes entre 50 y 135 mg, 24 almendras 76 mg. Respecto de la vitamina D se sugiere el consumo de alimentos ricos en vitamina D y cierta exposición al sol.  

 

¿En qué consiste el tratamiento farmacológico de la osteoporosis?

Si bien es muy común encontrar pacientes con osteoporosis tratados de rutina con suplementos farmacológicos de calcio y vitamina D no hay evidencia científica que respalde esta indicación ni en prevención ni en el tratamiento de la osteoporosis. Como excepción, las personas mayores que viven en hogares podrían beneficiarse con estos suplementos. En general, sugerimos intentar una ingesta adecuada en la dieta.

Existen medicaciones para el tratamiento específico de la osteoporosis, las más utilizadas son los bifosfonatos. Como ya mencionamos el tratamiento una vez iniciado debe continuar al menos por 3 a 5 años, el beneficio del tratamiento parece perdurar por cierto tiempo una vez concluído. En general son fármacos bien tolerados. 

 

 Otros factores relacionados

Sabemos que existen otros factores que pueden favorecer la osteoporosis como lo son el sedentarismo, la delgadez, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo, así como también el antecedente de menopausia precoz (antes de los 45 años) o de fractura de cadera en los padres. Algunos de estos factores pueden ser modificados con cambios activos en los hábitos y conductas que no necesariamente requieren de estudios médicos o tratamientos  farmacológicos.  Su médico puede analizar estos factores para poder acercarse a una evaluación más individualizada.

Algunas personas pueden tener condiciones clínicas que representen un mayor riesgo de caídas o bien que puedan ser causa de osteoporosis, como el uso prolongado de corticoides, algunos tratamientos para el cáncer de mama o el hipertiroidismo no tratado, éstas justifican otro tipo de evaluación de la situación particular. 

 

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Aclaraciones:

  1. Densitometría: es un estudio que  emite una dosis muy baja de radiaciones ionizantes (rayos X), no requiere la administración de fármacos, es indoloro y es el procedimiento sobre el que se basa la definición de osteoporosis.  (la osteoporosis también puede ser definida por la presencia de una o más fracturas consideradas osteoporóticas, dado que el mecanismo que las provocó ha sido un traumatismo mínimo que no justificaría la fractura en sí).
  2. Osteoporosis: Se considera osteoporosis a la disminución de la densidad ósea (medida por densitometría ósea) de -2.5 desvíos estándares debajo de la densidad ósea de una mujer sana premenopáusica (en los estudios se informa como un T-score igual o menor de -2.5). (el desvío standard es una medida estadística que se utiliza para cuantificar cuanto se acercan o se alejan del valor esperado un conjunto de datos numéricos, en este casos proporcionados por la densitometría acerca del hueso, es decir si los valores hallados están más cerca o más lejos de los que presentaría una mujer en la premenopausia. Los valores entre -1 y -2.5 se definen como osteopenia. La osteoporosis también puede ser definida por la presencia de una o más fracturas consideradas osteoporóticas, dado que el mecanismo que las provocó ha sido un traumatismo mínimo que no justificaría la fractura en sí. Por lo tanto, la definición de osteoporosis (salvo cuando la persona debuta con una fractura osteoporótica) se realiza sobre la base de un “valor” y no de una circunstancia clínica.
  3. Menopausia: Se entiende por menopausia a la última menstruación, luego de un año desde el último sangrado. 
  4. Estrógenos; son las hormonas sexuales femeninas, sustancias producidas en los ovarios principalmente que intervienen en la función reproductora de la mujer así como en proporcionar los caracteres femeninos como por ejemplo el crecimiento mamario. También tiene un efecto protector sobre la masa ósea que se  pierde en la menopausia, en el pasado se utilizó como medicación para la prevención de la osteoporosis, actualmente no se utiliza con este fin ya que aumenta el riesgo de presentar otros problemas de salud. 
  5. Existen entidades científicas que se encargan de desarrollar guías de práctica clínica, evalúan la evidencia (datos científicos) disponibles y establecen recomendaciones acerca de en qué momento de la vida y quiénes deben realizarse estudios para el rastreo de distintas condiciones o enfermedades, en este caso hablamos de osteoporosis. Estas guías recomiendan realizar una densitometría mineral ósea en las mujeres que no presentan otros factores de riesgo sólo si son mayores de 65 años. Desde nuestro punto de vista creemos, que esta recomendación debe ser discutida con cada mujer y no se debería realizar este estudio de manera rutinaria sin considerar las preferencias particulares.
  1. Toma de decisiones compartidas: llamamos “toma de decisiones compartidas” al proceso por el cual el médico comparte con el paciente la información disponible acerca de algún tema de salud, tratando de analizar los pro y contras, permitiendo que la persona decida con la mayor autonomía posible la decisión que más se ajuste a sus valores y preferencias.

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