Cada estación del año nos trae enseñanzas si nos disponemos a conectar con ellas con cierto asombro reverencial.

Asumiendo que hace miles de años los humanos estamos sobre esta tierra, podemos pensar que toda esa experiencia, de tantas generaciones que nos anteceden, no se “borran de un plumazo”, aun en la era de las comunicaciones.

La naturaleza tiene su rutina, el día sigue a la noche y las estaciones, una a una van desfilando en nuestra vida, año tras año.

Si por un instante quisiéramos detenernos (vaya desafío) y conectar con la naturaleza, podríamos animarnos y asomarnos a sentir qué es lo que nos trae el invierno. Quizás una de sus maestrías sea la introspección…con sus noches más largas y el frío que invita a meterse bajo abrigo, a juntarse alrededor del fuego cuando empieza a bajar el sol, compartiendo algo calentito. Esta escena podría ser la descripción de un grupo de residentes tomando mate cerca de la estufa en un pase o bien una tribu de nuestros antepasados sentados alrededor de una fogata.

Si hacemos una analogía podríamos pensar que las noches más largas nos invitan a mirar nuestras sombras. Siempre se aprecia más la luz cuando se ha estado en la oscuridad. Animarnos a sentir qué queremos iluminar en este momento de la vida es un lindo desafío para el invierno que, de alguna manera, nos invita a cuidar nuestro fuego interior.

En nuestra hermosa profesión ¿cómo sería cuidar de nuestra energía, esa que tanto cedemos cuidando a otros? Y reflexionando en la misma línea…

¿Qué espacios tengo para mí?

¿Cómo siento que cuido mi fuego interior?

¿Qué sombras quiero iluminar en estos días?

¿Qué necesitaría para lograrlo?

Te invitamos a tomarte cinco minutos de reloj, cinco minutos en los que no tengas que hacer nada… simplemente estar en presencia de vos mismo/a, cómodo/a, en un lugar silencioso, atendiendo a la inspiración y espiración, imaginando como entra y sale el aire de tu cuerpo, disfrutando del silencio.

Si esta práctica te conforma, te resulta posible y hasta interesante para explorarte… podrías intentarla varias veces en la semana aprovechando que el invierno nos invita a la introspección.