¿Cuándo las tomografías en niños pueden aumentar el riesgo oncológico?

Los niños son más susceptibles al daño inducido por la radiación que los adultos, pero pocas investigaciones han comparado el riesgo de cáncer después de la exposición a la radiación durante la tomografía computarizada (TC) entre niños de diferentes edades.

Aunque la radiación en dosis bajas (< 500 miliGray) no causa enfermedades inmediatas en los seres humanos, daña el genoma y puede inducir la oncogénesis. Se han propuesto modelos celulares y animales preclínicos para ilustrar el efecto dosis-respuesta después de dosis bajas de radiación. Los estudios clínicos han demostrado que la exposición a la TC de diagnóstico se asocia con un mayor riesgo de cáncer tanto en adultos como en niños, y que los niños son más vulnerables a la radiación que los adultos.

 

Sin embargo, los estudios que comparan el riesgo de cáncer después de la exposición a la TC entre niños de diferentes edades son limitados y han reportado conclusiones contradictorias. Aún no está claro cómo la exposición a la TC a diferentes edades en la infancia afecta el riesgo de cáncer. Además, faltan estudios que se centren en el riesgo de cáncer entre adultos jóvenes asociado con la exposición a la radiación en la infancia. En comparación con los cánceres entre las personas mayores, los cánceres entre los adultos jóvenes han mostrado manifestaciones similares a las de los adolescentes en términos del tipo de cáncer, la respuesta al tratamiento y el pronóstico.

 

Dado que la TC de cabeza es el tipo de TC más común utilizado en niños, y los tejidos hematopoyéticos son los más radiosensibles, intentaron investigar si la exposición a la TC en niños (a los 18 años o antes) se asociaba con riesgos de tumores intracraneales, leucemia, Linfoma no Hodgkin y linfoma de Hodgkin en niños, adolescentes y adultos jóvenes. También intentamos evaluar si cualquier aumento incremental en el riesgo de estos cánceres después de la TC pediátrica duraría desde la adolescencia hasta la edad adulta temprana.

 

El objetivo era explorar el riesgo de tumores intracraneales, leucemia o linfoma entre niños, adolescentes y adultos jóvenes (<25 años) después de la exposición a la radiación de la TC a la edad de 18 años o antes.

 

Métodos: Realizaron un estudio de casos y controles anidado, basado en la población, utilizando datos del sistema de atención médica financiado con fondos públicos de Taiwán. Identificaron participantes menores de 25 años con tumores intracraneales recién diagnosticados, leucemia o linfoma, desde el 1 de enero de 2000 hasta el 31 de diciembre de 2013. Asignaron 10 controles no cancerosos para cada caso, emparejados por sexo, fecha de nacimiento y día de ingreso a la cohorte. Se consideraron como exposición las tomografías computarizadas recibidas a la edad de 18 años o antes, y 3 o más años antes de la fecha índice (la fecha del diagnóstico de cáncer para los casos). Usaron modelos de regresión logística condicional y índices de tasas de incidencia (TIR) ​​para estimar la relación entre el riesgo de estos cánceres y la exposición a la radiación de la TC.


Resultados: Identificaron 7.807 casos y los emparejamos con 78.057 controles. En comparación con la ausencia de exposición, la exposición a una única tomografía computarizada pediátrica no aumentó el riesgo de tumores intracraneales, leucemia o linfoma. Se excluyeron a quienes tenían enfermedades malignas previamente, anomalías cromosómicas, trasplantados, inmunodeficiencias adquiridas o congénitas y neurofibromatosis.

Sin embargo, los participantes expuestos a 4 o más tomografías computarizadas tuvieron una incidencia elevada (TIR 2,30, intervalo de confianza del 95%: 1,43-3,71) de uno de los resultados de cáncer de interés. Recibir 4 o más tomografías computarizadas a los 6 años de edad o antes se asoció con los mayores riesgos de cáncer, seguido de las edades de 7 a 12 años y de 13 a 18 años ( p para tendencia <0,001).

 

Interpretación: La exposición a una sola tomografía computarizada no se asoció con mayores riesgos de tumores intracraneales posteriores, leucemia o linfoma entre los niños; sin embargo, observamos mayores riesgos de cáncer entre aquellos con 4 o más tomografías computarizadas, especialmente entre los niños más pequeños. Aunque estos cánceres son poco comunes, los hallazgos de este estudio subrayan la importancia del uso prudente de la TC en la población pediátrica.

 

Los niños que habían recibido 4 o más tomografías computarizadas a los 18 años o antes tuvieron un aumento de 2 a 3 veces en la incidencia de estos cánceres en comparación con aquellos sin exposición. Es importante señalar que estas neoplasias son poco comunes entre los niños, con una incidencia de 15 a 40 casos por millón en Taiwán durante un período de 15 años entre 1996 y 2010.

El riesgo asociado de cáncer que observamos fue mayor entre los niños que habían recibido 4 o más tomografías computarizadas a los 6 años de edad o antes, seguidos por los de 7 a 12 años y los adolescentes de 13 a 18 años, lo que sugiere que los más jóvenes son más vulnerables a la radiación que los mayores. Sin embargo, este hallazgo debe interpretarse con cautela, ya que los riesgos pueden estar sobreestimados debido a factores de confusión residuales y al bajo número de participantes en los grupos de alta radiación.


Varios estudios han evaluado la asociación entre las neoplasias pediátricas y las tomografías computarizadas en niños de diferentes edades, pero los resultados no fueron concluyentes. Estos estudios se centraron en la edad de la primera exposición a la TC en lugar del número acumulado de exploraciones por TC en diferentes edades.

Este trabajo cuenta con la limitación de ser observacional, por lo tanto, la relación entre exposición a la radiación y desarrollo oncológico no debe tomarse como causal.
A la hora de considerar la etiología del cáncer deben tomarse en cuenta otro s factores confusionales como la exposición al alcohol, tabaco, tóxicos, medicamentos, obesidad, etc


Este trabajo refuerza la importancia de las estrategias de protección radiológica, abordadas por la Agencia Internacional de Energía Atómica. Se deben evitar las tomografías computarizadas innecesarias y se debe prestar especial atención a los pacientes que requieren tomografías computarizadas repetidas. Los padres y los pacientes pediátricos deben estar bien informados sobre los riesgos y beneficios antes de los procedimientos radiológicos y se les debe alentar a participar en la toma de decisiones en torno a las imágenes.

Bibliografía
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