Cistitis recurrente o a repetición

La consulta por cistitis es bastante frecuente sobre todo en mujeres, y a veces genera preocupación si los episodios se reiteran. En esta nota te contamos qué son las cistitis recurrentes y cómo prevenirlas.    

La cistitis recurrente se trata de episodios de cistitis simple, es decir sin complicaciones, que se presentan dos o más veces en seis meses o tres o más veces al año.

 

        Son infecciones de la vejiga que se presentan con síntomas típicos, ceden con antibióticos y no se asocian a complicaciones ni secuelas, es decir que no revisten gravedad

        Se da mayormente en mujeres, aunque sean sanas y a cualquier edad.

        Los síntomas típicos son:

  • Dolor o ardor al orinar (principalmente en el final de la micción)
  • Necesidad frecuente de orinar, asociado a escasa eliminación de orina
  • Necesidad urgente de orinar y a veces incontinencia
  • Sangre en la orina en ocasiones
  • Molestia en la parte baja del abdomen

 

No siempre están todos estos síntomas presentes.

Cuando los síntomas son claros, y no hay duda del diagnóstico, no es necesario realizar análisis de orina ni otros estudios. La elección del antibiótico para su tratamiento puede variar en el tiempo, de acuerdo a la resistencia de los gérmenes en la comunidad, por lo que es conveniente preguntarle a su médico cuál sería el antibiótico más conveniente.

 

¿Podemos prevenirla?

 

Existen algunos factores que pueden predisponer la aparición de cistitis y que se pueden modificar:

        Evitando el uso de espermicidas

        Aumentando el consumo de líquidos (2 a 3 litros por día).

        Utilizando cremas vaginales con estrógenos para tratar el déficit que se produce con la menopausia

        Evacuando la vejiga luego de las relaciones sexuales

        Consumiendo jugo o tabletas de arándano.

 

Algunas de estas medidas no están totalmente respaldadas por la evidencia científica, sin embargo su bajo riesgo y algunos resultados empíricos justifican su implementación. Otras medidas menos recomendadas son evitar las duchas de bidet o los baños de inmersión.

Existe la opción de realizar profilaxis antibiótica en determinadas situaciones. Es decir, tomar un antibiótico antes de que ocurra la infección. Esto se puede sugerir cuando las infecciones se asocian temporalmente con las relaciones sexuales, entonces luego del acto sexual se podría realizar una toma de antibiótico. También en algunos casos se puede indicar una dosis baja de antibiótico durante algunos meses. Estas opciones deben ser discutidas con el médico/a de cabecera para evaluar pro y contras.

 

Otros escenarios que requieren mayor atención

 

        Si los síntomas se asocian a fiebre y/o dolor lumbar puede tratarse de una infección urinaria alta (pielonefritis) que amerita la consulta por guardia.

 

        En la mujer embarazada y en los pacientes trasplantados las infecciones urinarias tienen otra relevancia y tienen un mayor impacto en la salud por lo que deben ser tratadas sin demora.

 

        Se debe estudiar la orina para descartar o confirmar cistitis y/o conocer el germen y cuál es el antibiótico más adecuado cuando:  

 

  • los síntomas no ceden totalmente o vuelven a aparecer dentro de las dos semanas,
  • se superpone con otros síntomas (por ejemplo flujo vaginal)
  • los síntomas son crónicos
  • también, ante la presencia de sangre en orina durante una cistitis es conveniente luego del tratamiento corroborar que la orina se haya normalizado

Una ecografía de la vía urinaria puede ser requerida en situaciones específicas.

 

¿Cuándo NO hay que usar antibióticos?

 

Por otro lado, si bien la orina con feo olor o turbia puede deberse a gérmenes en la orina, si no está asociada a los síntomas típicos de la cistitis no justifica el uso de antibióticos. De la misma forma la bacteriuria asintomática (es decir el hallazgo de gérmenes en la orina que no provocan síntomas) no tienen indicación de antibióticos. 

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